sábado, 11 de diciembre de 2010

INSERCIÓN LABORAL DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Quizás, lo primero que debamos hacer sea situarnos. Para ello considero fundamental realizar algunos comentarios sobre como entiendo el proceso de integración laboral.

Desde mi punto de vista la integración laboral de las personas con discapacidad es un proceso en el cual debemos de tener un objetivo finalista, el empleo integrado en empresas normalizadas, es decir, empleo exactamente igual y en las mismas condiciones de tareas, sueldos y horarios que el de cualquier otro trabajador sin discapacidad, en empresas donde la proporción mayoritaria de empleados no tenga discapacidad alguna.
En este sentido, lo verdaderamente ideal sería que las personas con discapacidad pudieran encontrarse con unas tasas de desempleo similares a las del resto de la población (en la reciente publicación del IMSERSO http://www.empleoydiscapacidad.com/index.html se refleja el dato de personas con discapacidad en paro en torno al 62% en relación al 26,3% de la población general, y si bien este dato puede encontrarse algo desfasado pues es del año 1995, la proporción puede ser bastante similar), de manera que no fuera necesaria ninguna medida de discriminación positiva por el hecho de que un persona tuviera una determinada limitación. Así, solamente existirían incentivos para realizar mas contratos indefinidos, para generar mas puestos de trabajo, para crear empleo estable, pero no necesitaríamos subvenciones para fomentar las contrataciones de las personas con discapacidad.

Volviendo los pies a la tierra y sin poder desprendernos de esa discriminación positiva (generada por supuesto como alternativa a una discriminación negativa previa), el objetivo final  sigue siendo el empleo normalizado en empresas competitivas y en igualdad de condiciones que el resto de los trabajadores.

Sin embargo hemos de ser conscientes que quizás, por multitud de factores (económicos, sociales, ambientales, personales, etc.) la persona pueda quedarse en un determinado punto del proceso de acceso al empleo normalizado.

 


Uno de cada diez ciudadanos de la Unión Europea se ve afectado directamente por alguna forma de discapacidad, lo que representa alrededor de treinta y siete millones de personas,de las cuales aproximadamente la mitad se encuentran en edad de trabajar. La magnitud del dato es obvia. También lo es que un total de siete de cada diez personas con discapacidad desarrolla su discapacidad en el transcurso de su vida profesional.

Numerosos estudios confirman lo que las personas con discapacidad llevan tiempo reclamando: hay que hacer un esfuerzo por mejorar el acceso al empleo de este grupo. Por un lado, pocas empresas se muestran favorables a contar en su plantilla con personas que presentan alguna minusvalía. Por otro, los propios afectados tienen miedo a enviar su currículo porque no se sienten preparados para el puesto. Como resultado: ni siquiera el 10% de las empresas que deberían cumplir la Ley de Integración Social de Minusválidos (LISMI) la cumplen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario